Fluir, estar en zona ¿Cómo lo logro?
Os contaré una historia Zen que os lo dejará muy claro.
La estatua de oro.
Una niña tenía una pequeña estatua de arcilla, una reliquia familiar que había heredado.
La niña deseaba profundamente que fuera de brillante oro, en vez de un color marrón mate.
Cuando tuvo la edad suficiente para ganar algo de dinero haciendo pequeños trabajos, ahorró todo lo que pudo para llevar su estatua a una joyería a que la cubrieran de oro. Entonces tuvo lo que siempre había deseado: una brillante estatua de oro que todo el mundo pudiera admirar. Se sentía tan orgullosa de su estatua…
Sin embargo, la capa de oro no se adhirió muy bien a la arcilla, y en poco tiempo empezó a desprenderse de algunas zonas. Así que la volvió a dorar. Y así, una vez y otra, de forma que dedicó todo su tiempo a ganar dinero para mantener la capa dorada de su estatua.
Un día sus abuelos regresaron de un viaje que había durado muchos años. La joven quería mostrarles cómo había convertido la estatua de arcilla en una de oro. Sin embargo, la arcilla aparecía por muchas partes, y eso hizo que se sintiera un poco avergonzada.
Su abuela sonrió y sostuvo la estatua con amor. Se humedeció el pañuelo y frotó suavemente un lugar por donde aparecía la arcilla. «Hace muchos años, la estatua debió caer en el barro y quedó cubierta por él. De niña no podías notar la diferencia y pensaste que solo era una estatua de arcilla. Pero mira aquí.”
Le mostró a su nieta el lugar donde había limpiado la arcilla, y apareció un brillante color amarillo. «Mira lo que hay debajo de la arcilla», dijo. «Nunca necesitaste poner oro. Todo lo que tenías que hacer era eliminar suavemente la arcilla y dejar que brillara la estatua de oro que has tenido todo el tiempo.”
Esta historia la leí en el libro Zen Tennis de Joe Parent y Bill Scalon (2015). La he rescatado y traducido para vosotros porque me pareció una forma estupenda de explicar cómo fluir.
Para lograr ese estado de concentración absoluta, en el que te sientes bien y eres capaz de dar lo mejor de ti mismo, no hay que añadir nada. Hay que dejar ir, soltar, eliminar ruido mental, eliminar interferencias…
Ese es nuestro estado natural, los niños saben de eso y cuando juegan solo juegan. Pero crecemos y lo perdemos. Y nuestra mente acostumbra a estar en cualquier otro lugar, además de en aquello que estamos haciendo. Y pensamos en mil cosas cuando conducimos. Y hacemos otras cosas mientras comemos. Y, cuando competimos, dejamos que en nuestra mente aparezcan con fuerza pensamientos que perjudican nuestro rendimiento, que nos sacan de nuestra zona de rendimiento, que no nos dejan fluir.
Y si todavía no has descubierto lo que Mindfulness puede hacer por tu rendimiento deportivo, te diré que con Mindfulness entrenamos constantemente ese dejar ir y focalizar la atención en el objetivo, en el momento presente, sin juicio, con aceptación y con la libertad que esa aceptación nos da para tomar las decisiones más inteligentes en cada momento.
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