Enséñales a tratarse bien
El deporte promueve valores muy positivos en el desarrollo de los niños, pero también es cierto que los somete a altos niveles de exigencia, de evaluación y de comparación con otros. Afrontar adecuadamente dichos niveles de exigencia y el estrés asociado a la competición determina tanto el bienestar como el rendimiento del joven deportista.
Investigaciones recientes señalan la importancia de la autocompasión para un manejo más efectivo y saludable de las situaciones de fracaso o de estrés.
Los padres y entrenadores desempeñan un papel fundamental en el desarrollo de la autocompasión del niño o del joven deportista.
Enséñales a tratarse bien:
Recientemente, un equipo de investigación de la Universidad de Alberta (Canadá) ha evaluado el nivel de autocompasión de más de 100 mujeres deportistas universitarias. A las 10 deportistas que obtuvieron los niveles más elevados les preguntaron por aquello que pensaban que había contribuido al desarrollo de su autocompasion. El análisis de sus respuestas indicó que tanto los padres como otras personas significativas para ellas (entrenadores, compañeros, hermanos, psicólogos del deporte) les habían enseñado a ser autocompasivas.
¿Qué podemos hacer para cuidarles en situaciones de fracaso o estrés? Enséñales a tratarse bien:
- ESTAR AHÍ, ser receptivos, hablar con ellos… porque solo a través de la comunicación podemos transmitir mensajes de auto-cuidado.
- Enseñarles a ser amables con ellos mismos, en vez de ser auto-críticos. Enseñarles a hablarse bien, con cariño, con respeto… como se le habla a un buen amigo.
- Enseñarles a ver las cosas con perspectiva, a tomar distancia, a observar y a aceptar sus propios pensamientos y emociones de forma más objetiva.
- Normalizar el fracaso o el estrés. Transmitirles la idea de que las experiencias negativas, el fracaso o el estrés es algo inherente al deporte, y a la propia vida. Algo a lo que todos nos enfrentamos continuamente. Normalizar este tipo de experiencias puede ayudar a que no las vivan como catástrofes sino como algo normal; no por ello dejan de ser desagradables, pero sí dejan de ser catástrofes.
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